13 noviembre 2006

El Reglamento de la Ley Antitabaco. Rodrigo Córdoba García.Presidente del CNPT

No hay ninguna duda de que el tabaco es perjudicial para la salud.
Existe un acuerdo unánime en que se debe proteger a los menores de la exposición al humo de tabaco y se ha demostrado que inhalar aire contaminado por humo de tabaco (tabaquismo pasivo) es también perjudicial para la salud. Dado que todas estas evidencias resultan hoy incuestionables, para defender el consumo de tabaco a día de hoy es necesario utilizar otros argumentos.
Se apela entonces a principios de la convivencia, como la libertad, la tolerancia o incluso la solidaridad. Principios o valores a los que nuestra sociedad, quizá menos libre, tolerante y solidaria de lo que debería, es especialmente sensible. Y así se puede leer que se acosa al fumador (hay que ser tolerante) cuando se intenta regular que los espacios públicos, incluido el entorno laboral, sean libres de humo. Cuando ni la tolerancia, ni la libertad ni la solidaridad tienen nada que ver con consumir o no cigarrillos. Tampoco la Ley del Tabaquismo limita la libertad de nadie a fumar o no fumar en su ámbito privado, sino que lo único que hace es proteger de la exposición a una sustancia altamente carcinógena a la mayoría de la población que no fuma.
De esta manera, bajo un prisma de valores, se traslada el debate sobre un tema de salud (el tabaquismo) a un debate de libertades o de derechos y al final se busca el objetivo de confundir a la población.
La industria tabacalera ya no necesita organizaciones pantalla que defiendan sus postulados, como el Club de Fumadores. Ahora dispone del apoyo franco de políticos con responsabilidades en algunas comunidades autónomas. Los argumentos basados en la 'tolerancia', que incluye la 'buena educación', junto a tildar de fanáticos a los que defienden la legislación, forman parte de su estrategia de comunicación destinada a retrasar o evitar las medidas preventivas realmente eficaces para controlar el tabaquismo.
La Comunidad de Madrid niega con su decreto la evidencia científica del impacto del humo ambiental de tabaco en la salud. Niega que las separaciones en los locales de hostelería deban ser 'físicas' y 'completamente compartimentadas', tal y como dice literalmente la ley estatal.Niega la posibilidad de proteger de la exposición a potentes carcinógenos a los niños y niñas que asisten a un banquete de boda celebrado en locales públicos, convirtiendo además a estas celebraciones en puntos de recaída en la adicción y escuela de nuevos fumadores. Niega que la prohibición de fumar en el trabajo deba ser completa para que sea efectiva en la protección de quienes no fuman y en ayudar a los que quieren dejarlo, o al menos reducir el consumo.
Y, lo que es más grave, niega el consenso político de todos los partidos del arco parlamentario que se obtuvo el 15 de diciembre de 2005. Los motivos para esta actuación son un tanto turbios, pero en el mejor de los casos son una clara muestra del populismo en su versión más deleznable. Esa clase de demagogia que juega con la salud de todos para intentar conseguir un puñado de votos. Las comunidades que están boicoteando la Ley Antitabaco plantean como argumento central que hay que ser tolerante, que el fumador se siente acosado. Cabría preguntarse si afirmarían lo mismo con los maltratadores, con los conductores borrachos. ¿Hay que ser tolerante con el maltrato de género, con los conductores que no acatan la ley y generan accidentes de tráfico?Está claro que no, pero parece que con el tabaco, que origina mucha más enfermedad y muerte prematura que esas causas, sí que hay que ser tolerante. La tolerancia y la libertad son valores de los que nadie se puede apropiar para defender intereses particulares. Ya vemos quién aplaude a la Comunidad de Madrid por su flamante decreto: los comerciantes, los hosteleros y, por supuesto, las tabacaleras.
La salud pública requiere algunos sacrificios individuales: no beber alcohol cuando se tiene que conducir, usar un preservativo si se tienen relaciones sexuales de riesgo, perderse algunos días de escuela o de trabajo si alguien está afectado de una enfermedad transmisible... salir a fumar al aire libre cuando uno está en un centro de trabajo o de ocio en el que no se puede fumar. La sociedad en su conjunto entiende que hay bienes jurídicos y constitucionales, como el derecho a la salud, que se hallan por encima de otras consideraciones. Por lo visto algunos políticos no han entendido este principio tan elemental.
Hay que desconfiar de aquellos que se llenan la boca de 'prevención' y 'educación' pero se oponen con los hechos a aplicar las medidas preventivas que son realmente eficaces, que son bien conocidas por los expertos y han sido aplicadas con éxito en muchos países europeos y de otros continentes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo pondria en rojo (como tu pones al ppio del articulo) que la falta de libertades conduce a la tirania y al totalitarismo, aunque sea sanitario.
Esa es la clave del asunto, no que el tabaco sea perjudicial para la salud, que lo sabemos todos.


Yo creo que si el tabaco es tan malo, que lo prohiban completamente y no se venda. Si se vende se tiene que dar libertad para que la gente decida, tanto libertad para los fumadores como para los no fumadores.
La ley antitabaco es ambigua y un lio para los hosteleros. La Comunidad de Madrid aclara todo esto y sobre todo da libertad en casos muy concretos: bodas, reservados, etc. En ese terreno el Estado nunca se tenia que haber metido.
La razon es que la salud, aun siendo importante, es una cuestion individual, pero es facil convertir en una tirania empezando las prohibciones. El caso de las drogas ilegales es un ejemplo perfecto de la hipocresia de nuestra sociedad. Las prohibe y las consiente totalmente, para beneficio de carceles, abogados y mafias, es decir de un sistema represivo que se autotitula de libertad.
Prohibir el tabaco va en la misma linea, o peor. Es represivo, y en el mejor de los casos produciria corrupcion cuando se salte la ley fumando en una boda, y en el peor seria el de una tirania totalitaria sanitaria.

Aguirre tiene eso muy claro: frente a las múltiples campañas auspiciadas desde el Ministerio, que "el Gobierno no está para inculcar hábitos por saludables que sean, sino para proteger los derechos y libertades de todos, también de los fumadores".

"Nosotros ponemos los derechos de los no fumadores por encima de los derechos de los fumadores --explicó--, lo que no quiere decir que mientras no se prohíba fumar o el comercio del tabaco no creamos que también hay que defender los derechos y libertades de los fumadores, por debajo de los no fumadores... Pero habrá que decirles dónde y cuándo pueden fumar".

Clarisimo.

R.J.Nieto dijo...

Los derechos a respirar aire limpio, en concreto sin humo de segunda mano es un derecho central de salud.
Lo demas que planteas es un problema de los fumadores o usuarios.
Yo solo defiendo mi derecho a respirar aire limpio, el argumento se defiende desde que sabemos que el humo de tabaco de segunda mano nos afecta muy negativamente, tanto es asi que provoca 4.000 muertes anticipadas en España.

Iracundo dijo...

Vaya! el comentario de Fernando tiene la virtud de revivir el complejo de dictadura , el cual parece que afecta más a fumadores. Cito: “la falta de libertades conduce a la tirania y al totalitarismo”. Veo que es algo bastante común; empiezo por poner un cartel de prohibido fumar en un surtidor de gasolina y termino por crear pelotones de asalto antitabaco para desalojar a base de patadas a los fumadores de sus comercios, al estilo nazi. Es algo que se ve en todos los ámbitos cada vez que a nuestros gobiernos se les ocurre regular algo.

En cuanto a " si el tabaco es tan malo, que lo prohiban completamente y no se venda", ¿ya estamos con venga-a-ver-si-tienes-huevos-de-prohibir? Que original. Simpre el mismo desafío.

Además le gusta exagerar cuando habla de tabaco y drogas: “Las prohibe y las consiente totalmente, para beneficio de carceles, abogados y mafias, es decir de un sistema represivo que se autotitula de libertad.” Bueno, trabajo como funcionario de prisiones y no sabía que las drogas beneficiaban a las cárceles. Eso me ha hecho gracia, el sistema penitenciario español es carísimo por culpa de los 60000 reclusos que tenemos, pero es que casi la mitad están por culpa de la droga, (robo de yonkis o tráfico de droga por extranjeros que es lo mismo). No sé, tendré que ver que cantidad de dinero aporta la venta de tabaco de contrabando y cocaina al Ministerio del Interior. ¿Qué gracias a él estoy empleado? No. Si de la noche a la mañana desaparecen las cárceles, me adscriben a la Policía Nacional, Tráfico o a otro ministerio más agradable…¡hace falta personal por todas partes!. Por que es que ya estamos como siempre: la creencia de que el tabaco es imprescindible e insustituible para una economía. ¿Acaso el dinero que no se fuma se esfuma? Parece que sí.

Anónimo dijo...

no fumo pero yo creo que el fumador esta en su razon ,porque el gobierno que habla de libertad,de tener estilos de vida saludable ,de ley antitabaco,etc.son unos verdaderos hipocritas porque por un lado prohiben pero por otro lado consienten, como que quieren lo mejor para unos pero para otros no ,no hay equidad ,contal de que ellos y los productores se llenen sus bolsillos que les importa la salud de su poblacion, solo alardean,si tienen ese sincero deseo de bien para su poblacion porque de una vez por todas no cortan el asunto ,que no se venda mas que , no se exporte y fabrique pero se necesita valor para hacerlo pero yo se que se puede sino que no quieren y si no quieren dejen libre al fumador al marihuanero, cocalero drogadicto que en si es lo mismo .otra cosa el personal de salud que no hablen de cancer al pulmon porque si lo hace tambien son unos hipocritas.no todos

 
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