El debate en Periodistadigital con Javier Blanco de Fumadores por la tolerancia (asociacion de las empresas tabaqueras).
El debate completo se puede oir en:
¿Debe el Estado impedirnos fumar?
A un año de su puesta en marcha la ley antitabaco sigue despertando la polémica y el recelo en buena parte de la sociedad. Algunos están satisfechos pero mientras unos creen que el gobierno ha ido demasiado lejos en su afán prohibicionista otros reclaman todavía medidas más restrictivas.
Esta polémica ha sido el centro del Debate de Periodista Digital de este jueves, en el que hemos tenido alrededor de nuestra mesa opiniones encontradas al respecto, de un lado Ricardo J. Nieto, experto en tabaquismo, y del otro Javier Blanco Urgoiti, portavoz del Club de Fumadores por la tolerancia. Además, también participó en el debate el responsable de la sección de Salud de Periodista Digital, Mario Toledo.
Difícil llegar a una conclusión desde planteamientos por fuerza distantes, aunque sí que encontramos unos pocos puntos en común: el tabaco es malo y hay que proteger al no fumador del humo de segunda mano. El gran dilema y la gran pregunta siguen en el aire: ¿debe el estado impedirnos fumar?
Escuche el debate completo (duración aproximada de una hora):
¿QUÉ TAL HA FUNCIONADO LA LEY?
Un año después de su entrada en vigor es un buen momento para evaluar el resultado de la ley ¿ha sido demasiado restrictiva, demasiado poco, se puede considerar un éxito o es más acertado calificarla de fracaso? Nos responde en primer lugar Ricardo J. Nieto:
La ley ha respondido a casi una demanda social y está siendo muy bien llevada. De hecho, estudios actuales dicen que el 80 % de la población está satisfecha con ella e incluso que un 60 % estaría por endurecerla en el sentido de que la prohibición de fumar se amplíe a todos los locales cerrados. Los miedos a su aplicación eran más un producto de los medios de comunicación que una preocupación real del público.
Como era de esperar, Javier Blanco Urgoiti muestra su desacuerdo:
Creo que el éxito de la ley ha descansado en parte en la buena voluntad de los fumadores, basta con darse una vuelta por la calle para darse cuenta de que hay mucha gente fumando en la calle. Ya que hablas de estudios y encuestas, nosotros hicimos una bastante amplia antes de la aprobación de la ley y mostraba un claro apoyo mayoritario a las salas de fumadores en los centros de trabajo, que es una fórmula que recoge los derechos de todos, de los no fumadores a no respirar humo ajeno y de los fumadores a consumir un producto que es legal y que paga un impuesto cercano al 80 % de su precio.
Ricardo J. Nieto nos comenta los logros principales de la ley:
En primer lugar se ha logrado que más de 700.000 personas dejen de fumar, pero todavía es más importante que la percepción social de que el tabaco es malo es cada día más fuerte y, sobre todo, la idea de que es muy importante ser fumador de segunda mano, de que si respiras aire contaminado es malo.
QUIZÁS SÍ, PERO ASÍ NO
Aunque pueda parecer paradójico el Club de Fumadores por la Tolerancia estaba a favor de una ley que regulase el uso del tabaco, aunque el resultado final, obviamente, no ha sido de su agrado. Nos lo explica Javier Blanco Urgoiti:
Cuando se anunció la Ley Antitabaco nos expresamos completamente de acuerdo en que se protegiera el derecho de los no fumadores, no queremos que se obligue a nadie a respirar un humo que no sea suyo. Con lo que no podemos estar de acuerdo es con que se pisotee el derecho del treinta por ciento de la población. Cuando había una solución razonable y posible como el establecimiento voluntario de salas de fumadores en los centros de trabajo y no se hace ni el más mínimo esfuerzo por hacerlo así esa ya no puede ser nuestra ley, porque está ley lo que persigue es inmiscuirse en la decisión privada de una persona que ha decidido libremente fumar y a la que se trata de obligar a dejarlo a base de arrinconarla, perseguirla, agredirla y hostigarla.
Y cuando un Estado se mete de esa forma paternalista en las decisiones y los hábitos privados de las personas transciende mucho más allá de lo que es el mínimo democrático, esto son cosas de antes del año 75.
Ricardo J. Nieto piensa que la cosa es más sencilla que todo eso:
El tema es que el humo de tabaco es malo, así de simple, así que a espacios abiertos, no se puede tener en un local cerrado porque los sistemas de ventilación sí son efectivos para las partículas grandes, pero no para las pequeñas y los gases tóxicos, eso se queda.
Mario Toledo, nuestro especialista en salud, rompe una lanza por la ley:
La ley es equilibrada pues permite fumar en algunos lugares y en otros no, no es como las de Irlanda o Italia que prohíbe fumar en todos los espacios públicos, sino que, por ejemplo en los restaurantes abre espacios para fumadores y no fumadores.
Escuchando el comentario de Mario, Javier Blanco Urgoiti aprovecha la ocasión para llamar nuestra atención sobre un aspecto sorprendente de lo que ha ocurrido con la ley:
Lo curioso de todo esto es que la industria de la hostelería se ha dejado marcar un gol, porque todas estas cosas como habilitar espacios separados o tener sistemas de ventilación adecuados y demás deberían haberlos implantado ellos porque son parte de un servicio de calidad. Pero tampoco tiene mucho sentido que se lo imponga así, con una ley que para más INRI está muy mal hecha.
¿Y NO “SE LO HAN BUSCADO” LOS FUMADORES?
Javier Blanco Urgoiti se define como un fumador educado y respetuoso, que no fuma cuando puede molestar y pide permiso para hacerlo, pero la mayoría de sus “compañeros de vicio” no han sido tan respetuosos tradicionalmente y probablemente ha sido necesaria la evidencia científica de los daños que causa el tabaco y la posterior obligación legal para lograr que no fumen en cualquier sitio. ¿No se han buscado, por tanto, los fumadores una ley así de restrictiva e intrusita? Para él, ese no debe ser el camino:
Yo creo que es posible hacer cambios de otra manera, encabronar a la gente, si me permitís la expresión, no es la mejor forma de modificar un hábito social. Echando al fumador a la calle y llenando al no fumador de ideas radicales no sé consigue la convivencia. Nuestro club lo que defiende es que la convivencia es posible y si el fumador es respetuoso estoy seguro que el no fumador también será algo solidario.
Pero para Ricardo J. Nieto la especificad del trabaco como producto sí requiere que se haga una legislación específica y restrictiva al respecto:
Cada año mueren en España unas 55.000 personas, es decir, que estamos hablando de un producto muy dañino y que, además, es muy adictivo. Se ha hecho una ley en la línea de lo que han hecho otros países para tratar de atajar este problema. ¿Y qué es lo que funciona? Pues restringir los espacios de uso, prohibir la publicidad. Y es que el problema no es tan simple como una decisión personal, porque el número de muertos por respirar aire contaminado por humo de tabaco es de 6.000 personas al año. Y, por último, la legislación debe mandar un mensaje a la sociedad y el mensaje es que el humo de segunda mano es tóxico.
A un año de su puesta en marcha la ley antitabaco sigue despertando la polémica y el recelo en buena parte de la sociedad. Algunos están satisfechos pero mientras unos creen que el gobierno ha ido demasiado lejos en su afán prohibicionista otros reclaman todavía medidas más restrictivas.
Esta polémica ha sido el centro del Debate de Periodista Digital de este jueves, en el que hemos tenido alrededor de nuestra mesa opiniones encontradas al respecto, de un lado Ricardo J. Nieto, experto en tabaquismo, y del otro Javier Blanco Urgoiti, portavoz del Club de Fumadores por la tolerancia. Además, también participó en el debate el responsable de la sección de Salud de Periodista Digital, Mario Toledo.
Difícil llegar a una conclusión desde planteamientos por fuerza distantes, aunque sí que encontramos unos pocos puntos en común: el tabaco es malo y hay que proteger al no fumador del humo de segunda mano. El gran dilema y la gran pregunta siguen en el aire: ¿debe el estado impedirnos fumar?
Escuche el debate completo (duración aproximada de una hora):
¿QUÉ TAL HA FUNCIONADO LA LEY?
Un año después de su entrada en vigor es un buen momento para evaluar el resultado de la ley ¿ha sido demasiado restrictiva, demasiado poco, se puede considerar un éxito o es más acertado calificarla de fracaso? Nos responde en primer lugar Ricardo J. Nieto:
La ley ha respondido a casi una demanda social y está siendo muy bien llevada. De hecho, estudios actuales dicen que el 80 % de la población está satisfecha con ella e incluso que un 60 % estaría por endurecerla en el sentido de que la prohibición de fumar se amplíe a todos los locales cerrados. Los miedos a su aplicación eran más un producto de los medios de comunicación que una preocupación real del público.
Como era de esperar, Javier Blanco Urgoiti muestra su desacuerdo:
Creo que el éxito de la ley ha descansado en parte en la buena voluntad de los fumadores, basta con darse una vuelta por la calle para darse cuenta de que hay mucha gente fumando en la calle. Ya que hablas de estudios y encuestas, nosotros hicimos una bastante amplia antes de la aprobación de la ley y mostraba un claro apoyo mayoritario a las salas de fumadores en los centros de trabajo, que es una fórmula que recoge los derechos de todos, de los no fumadores a no respirar humo ajeno y de los fumadores a consumir un producto que es legal y que paga un impuesto cercano al 80 % de su precio.
Ricardo J. Nieto nos comenta los logros principales de la ley:
En primer lugar se ha logrado que más de 700.000 personas dejen de fumar, pero todavía es más importante que la percepción social de que el tabaco es malo es cada día más fuerte y, sobre todo, la idea de que es muy importante ser fumador de segunda mano, de que si respiras aire contaminado es malo.
QUIZÁS SÍ, PERO ASÍ NO
Aunque pueda parecer paradójico el Club de Fumadores por la Tolerancia estaba a favor de una ley que regulase el uso del tabaco, aunque el resultado final, obviamente, no ha sido de su agrado. Nos lo explica Javier Blanco Urgoiti:
Cuando se anunció la Ley Antitabaco nos expresamos completamente de acuerdo en que se protegiera el derecho de los no fumadores, no queremos que se obligue a nadie a respirar un humo que no sea suyo. Con lo que no podemos estar de acuerdo es con que se pisotee el derecho del treinta por ciento de la población. Cuando había una solución razonable y posible como el establecimiento voluntario de salas de fumadores en los centros de trabajo y no se hace ni el más mínimo esfuerzo por hacerlo así esa ya no puede ser nuestra ley, porque está ley lo que persigue es inmiscuirse en la decisión privada de una persona que ha decidido libremente fumar y a la que se trata de obligar a dejarlo a base de arrinconarla, perseguirla, agredirla y hostigarla.
Y cuando un Estado se mete de esa forma paternalista en las decisiones y los hábitos privados de las personas transciende mucho más allá de lo que es el mínimo democrático, esto son cosas de antes del año 75.
Ricardo J. Nieto piensa que la cosa es más sencilla que todo eso:
El tema es que el humo de tabaco es malo, así de simple, así que a espacios abiertos, no se puede tener en un local cerrado porque los sistemas de ventilación sí son efectivos para las partículas grandes, pero no para las pequeñas y los gases tóxicos, eso se queda.
Mario Toledo, nuestro especialista en salud, rompe una lanza por la ley:
La ley es equilibrada pues permite fumar en algunos lugares y en otros no, no es como las de Irlanda o Italia que prohíbe fumar en todos los espacios públicos, sino que, por ejemplo en los restaurantes abre espacios para fumadores y no fumadores.
Escuchando el comentario de Mario, Javier Blanco Urgoiti aprovecha la ocasión para llamar nuestra atención sobre un aspecto sorprendente de lo que ha ocurrido con la ley:
Lo curioso de todo esto es que la industria de la hostelería se ha dejado marcar un gol, porque todas estas cosas como habilitar espacios separados o tener sistemas de ventilación adecuados y demás deberían haberlos implantado ellos porque son parte de un servicio de calidad. Pero tampoco tiene mucho sentido que se lo imponga así, con una ley que para más INRI está muy mal hecha.
¿Y NO “SE LO HAN BUSCADO” LOS FUMADORES?
Javier Blanco Urgoiti se define como un fumador educado y respetuoso, que no fuma cuando puede molestar y pide permiso para hacerlo, pero la mayoría de sus “compañeros de vicio” no han sido tan respetuosos tradicionalmente y probablemente ha sido necesaria la evidencia científica de los daños que causa el tabaco y la posterior obligación legal para lograr que no fumen en cualquier sitio. ¿No se han buscado, por tanto, los fumadores una ley así de restrictiva e intrusita? Para él, ese no debe ser el camino:
Yo creo que es posible hacer cambios de otra manera, encabronar a la gente, si me permitís la expresión, no es la mejor forma de modificar un hábito social. Echando al fumador a la calle y llenando al no fumador de ideas radicales no sé consigue la convivencia. Nuestro club lo que defiende es que la convivencia es posible y si el fumador es respetuoso estoy seguro que el no fumador también será algo solidario.
Pero para Ricardo J. Nieto la especificad del trabaco como producto sí requiere que se haga una legislación específica y restrictiva al respecto:
Cada año mueren en España unas 55.000 personas, es decir, que estamos hablando de un producto muy dañino y que, además, es muy adictivo. Se ha hecho una ley en la línea de lo que han hecho otros países para tratar de atajar este problema. ¿Y qué es lo que funciona? Pues restringir los espacios de uso, prohibir la publicidad. Y es que el problema no es tan simple como una decisión personal, porque el número de muertos por respirar aire contaminado por humo de tabaco es de 6.000 personas al año. Y, por último, la legislación debe mandar un mensaje a la sociedad y el mensaje es que el humo de segunda mano es tóxico.
3 comentarios:
Interesante la entrevista..hace unos días la pusimos en la Red CLACCTA antitabaco...
Esperanza,
La ley está hecha para decirnos a los fumadores que no fumemos, que está feo, que no hace bonito. Paternalismo barato. A los que hicieron la ley, los fumadores pasivos no les importan lo más mínimo. El hecho es que de ellos no se suele hablar cuando se menciona el "éxito de la ley". Que se lo pregunten a los camareros, que no es que me importen especialmente. Además, solo hay que ver la tendencia por parte del Estado a gobernar la vida de la gente, véase pasarelas cibeles, véase hamburguesas xxl. El futuro da miedo.
Todos los debates obvian uno de los puntos clave que define a un fumador pasivo. Más allá de las consideraciones médicas existe algo mucho más sencillo como es el simple hecho de que el tabaco molesta. El tabaco podrá ser más o menos perjudicial para la salud, pero esa no es la cuestión. Eso es algo accesorio. El que te pueda enfermar de cáncer es sólo la gota que colma el vaso.
De hecho, aunque mañana se inventara un cigarro que no enfermase o curase enfermedades, eso no cambiaría nada en lo que al conflicto entre derechos de unos y libertades de otros se refiere. El acto de fumar en lugares compartidos –cerrados sobre todo-, tiene unas consecuencias en la percepción sensorial del no-fumador evidentes. El acto de no-fumar no las tiene. Esa es la cuestión primordial.
No hay que entrar en otro tipo de consideraciones, o dejarse llevar a otros terrenos que le obligan a uno a considerar que la identidad del fumador existe:
http://mirandoatrasconira.blogspot.com/2007_01_01_archive.html
El que el fumador quiera o no fumar no es de nuestra incumbencia. El que quiera fumar que fume hasta la muerte si eso le place. Pero el que a un fumador quieran prohibirle o no fumar tampoco es la cuestión. Nadie tiene que por qué sentir empatía hacia el fumador y sus supuestas privaciones indebidas, sólo queremos librarnos de su pestilente humo. Cierto es que una persona no puede evitar molestar a otros en un lugar cerrado si insiste en fumar, pero si puede salirse a la calle y así no molestar a nadie. No hay nada más de que hablar.
Por cierto, Ricardo, ¿no te diste cuenta de que ese moderador no era imparcial? Te tendieron una emboscada. Inútil para sus intereses, pero una emboscada. Yo los habría insultado y me habría ido.
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