29 julio 2006

Banquetes sin humo.

Banquetes con humo
MIGUEL ÁNGEL GALLARDO DOMÉNECH/MÉDICO DE FAMILIA. DELEGADO EN LA RIOJA DEL COMITÉ NACIONAL PARA LA PREVENCIÓN DEL TABAQUISMO
La capacidad adictiva de la nicotina ocasiona la recaída de muchos fumadores; las circunstancias típicas de las recaídas se dan en fiestas y celebraciones del tipo bodas, bautizos y comuniones.
Esas son la causa de alrededor del 50 por ciento de las recaídas después de muchos esfuerzos por parte del fumador y a menudo también de los profesionales sanitarios para que abandonen el tabaco de forma definitiva. Ahora se dice que en los banquetes de bodas, según interpretaciones «torticeras» de la Ley 28/2005, de medidas sanitarias frente al tabaquismo, se podrá fumar. Esa interpretación, además de ser discutible sobre el grado de privacidad de una boda en un local público, va totalmente en contra del espíritu de la Ley. Para entender esto, nada mejor que una experiencia personal.
Hace unos días estuve en una boda. Algunos invitados no entraron al templo; la excusa era preparar el arroz y el típico embalaje del coche nupcial.
El verdadero motivo: necesitaban fumar por incapacidad de contener su adicción al cigarrillo. Otros, la segunda parte de la ceremonia la pasaron fuera, en la calle fumando. ¿Que estrés ser invitado en una boda!. Después, el banquete.
Los padrinos pasan ofreciendo un «detallito» inocente: para los caballeros, puros habanos; para las damas, cigarrillos rubios. Quien mas quien menos aceptó el 'obsequio envenenado'. Los niños contemplaban con atención esta escena y se preguntaban íntimamente: ¿Por qué a mí no? Unos comensales de mi mesa acababan de dejar de fumar. Lo estaban pasado mal y se plantearon probar unas caladas, aunque finalmente resistieron la tentación.
Tiene su mérito ¿Cuántos exfumadores recaen en bodas, bautizos y comuniones? ¿Cómo no van a comenzar a fumar muchos adolescentes después de contemplar estas escenas? Poco después de los postres algunos abandonamos un ambiente alegre ¿pero irrespirable!
Los padrinos no saben el daño que hacen repartiendo tabaco en las bodas. La mayoría de bodas se celebran en locales públicos de más de cien metros. Generalmente ni se contrata el local en exclusiva ni hay un contrato de alquiler del local, sino de los servicios, por lo que no puede afirmarse que sea un acto «privado» (privado sería si se celebrara el banquete en una finca particular). Pero al margen de esto, el 70% de la superficie de estos locales debe ser desde, el 1 de enero de 2006, zona para no fumadores.
La solución respetuosa con los derechos de todos sería celebrar un banquete «sin humo» en el 70% del local y, durante o después del banquete, los fumadores que lo deseen, que se levanten de la mesa y fumen su tabaco en el 30% de la zona reservada a los fumadores. De esta manera se respetan realmente los derechos de todos:
a) Los menores no ven como normal -porque no lo es- que se regale tabaco y se fume en las celebraciones
b) Los que están intentando dejar de fumar tienen más fácil conseguirlo.
c) Los que desean fumar pueden hacerlo tranquilamente pero en zona reservada para respetar los «derechos» de menores y exfumadores. Finalmente no es sólo una cuestión de derechos porque... también a los fumadores les vendría bien a su salud no fumar, aunque sea en una boda.
http://servicios.larioja.com/pg060725/prensa/noticias/Tribuna/200607/25/RIO-OPI-090.html

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